El anochecer de las dudas (o no)

Si alguien sabe que me explique por favor ¿En qué momento del día nos quedamos inmóviles contemplando la oscura noche sin importar si la misma es bella o no, si el cielo está estrellado o es tan negro y opaco que al mirarlo nos perdemos en mundo maravilloso de pensamientos e indudable tristeza? ¿Cuándo es que estamos tan solos que pasamos tanto tiempo pensando hasta que finalmente llegamos a creer que pensar no sirve de nada aunque inmediatamente después volvamos a hacerlo y que hasta incluso nos convenzamos de lo benéfica que es la soledad por más que al instante nos acordemos de esa persona que nos hipnotiza y se derrumbe la idea de que la bienaventurada soledad es tolerable? ¿Qué es lo que ocupa nuestro tiempo incansablemente de tal forma que ni al pasar podemos el cielo mirar? ¿Qué hacemos cuando ya no hay más problemas en los que pensar, si es que esto ocurre alguna vez? ¿Cómo pretendemos conseguir inspiración si no nos detenemos a contemplar el paisaje que nos rodea? Porque hasta el desierto más hostil puede despertar la creación de una historia, un poema, o una canción .
Si alguien lo sabe, le suplico que me explique, pues estas preguntas y otras más mantienen mi insomnio bajo esta noche cerrada en la que el silencio lo cubre todo y el viento se desplaza fugaz por la abertura que deja mi ventana entreabierta soplándome la nuca, simulando leves caricias de manos suaves y vivaces que desean hacer lo que hacen y no dejan de hacerlo porque saben que el placer que esta acción me otorga puede quizá permitirme descansar un poco hasta que el insomnio vuelva a atacarme.