El Sonda

El Sonda, un río inmenso que se encuentra en todas partes y en ningún lado, se caracteriza por su clandestinidad y su poca popularidad, tal es así que solo se escucha su nombre en contadas reuniones que extraños hombres y mujeres llevan acabo en remotos lugares.
El Sonda, ese río de agua dulce que se caracteriza por su benéfica y particular virtud de saciar la sed, es decir, dar de beber. El Sonda no tiene medidas, no tiene longitud, ni ancho, ni profundidad, no puede ser analizado, tampoco traspasado, no tiene rumbo, no puede ser combatido. El Sonda es. En él millones de personas se bañan a diario y mojan sus pies, crían a sus niños, nadan, beben hasta el cansancio.
El Sonda no tiene ni flora ni fauna, sólo personas que entran y se van. Sin embargo hay algo que lo destaca por sobre todos los ríos, un rasgo único: es transparente, no se ensucia por ende no se limpia, generación tras generación permanece intacto, transparente y puro.
Dicho río solo esta disponible para aquellas personas desprotegidas del mundo. Hospeda únicamente a los que mueren de hambre, los hospeda no a modo de premio consuelo por su infortunio sino a modo de ayuda, quitando en cierta forma la pesada mochila que deben llevar. Es una gloria que vale la pena vivir.
Es el único lugar en donde las cosas se revierten, las relaciones se cambian, aquí los marginados son los ricos y no los pobres, aquí los pobres dominan los ricos reclaman.
-Esto es injusto nosotros lo merecemos váyanse es nuestro ahora.
-Olvidalo, son las leyes del mercado -responde un geronte desde el interior, mientras el resto se hecha a reír.
-Por favor, queremos entrar, recuerden todo lo que hicimos por ustedes.
-Más pienso, menos ganas de dejarte pasar tengo.

Dicen que el Sonda persiste todo tipo de temporal y malestar ecológico. Dicen que El Sonda da ganas de nacer pobre y jamás sacarse la grande. Son leyendas en las que me gusta creer.



Agradecimientos a: Tamara Aguilera
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